viernes, 28 de enero de 2011

Forma Exterior


La forma es uno de los mecanismos de manipulación de significado que maneja el arquitecto y como tal supone la evolución del símbolo que el hombre primitivo utilizó en su momento.
Con esta casa, la ``cabaña´´ se pone al día desde el punto de vista de los materiales pero el edificio no es tan simple como puede aparentar en principio. Tras una concepción aparentemente estática, geométricamente pura y formalmente clásica, se oculta una composición de gran riqueza y dinamismo espaciales y fuerte expresividad.

La edificación de la primera de las dos parcelas colindantes compradas por Cabrero deja su huella en la edificación de la segunda parcela, que es el objeto de nuestro estudio.

Por una parte en la vivienda se mantiene la sensibilidad hacia las componentes paisajísticas que había definido la primera construcción y por otra parte porque la primera vivienda establecerá condiciones de partida que contribuirán a definir la nueva obra tanto en lo conceptual como en lo puramente físico, pues la casa se apoyará en el muro de contención del terreno ocupado por la primera (hecho de hormigón y sobre el que descansa una estructura metálica que queda vista, con viguetas de madera) y surgirá de las condiciones del propio solar, del deseo de orientarla convenientemente y del establecimiento de una independencia absoluta con respecto a la primera finca. 

La nueva casa, cerrada hacia el exterior, suscita la referencia al fomento de la intimidad familiar, da la espalda al norte, al que se cierra mediante el muro de contención, y hace que la continuidad del horizonte inmediato hacia el sur no se vea interrumpida por ningún elemento elevado hundiendo en el terreno la pista de tenis y creando una especie de horizonte privado y cercano en el jardín, que se hace posible gracias a la planta con forma de L de la casa. Esto añadido a la inclinación de la cubierta de aspecto y resolución industrial (aunque no puramente racionalista ya que no es plana como cabría esperar) hace que la idea de refugio acuda a nuestras mentes y nos hace pensar que en esta casa el diseño estuvo presidido por ``el miedo al calor de Madrid´´.


En la vivienda que nos ocupa la forma exterior está relacionada con los usos interiores, aspecto propio y diferenciador de Cabrero, ya que ninguno de los grandes maestros contemplaba ese aspecto en su arquitectura.

Asimismo esta forma exterior se ve condicionada por el diseño interior ya que es este último el que marca las pautas para la conformación del aspecto exterior.
De esta forma, la compartimentación de las zonas de vivienda, la de estudio, la de los trabajadores del estudio, la zona para el servicio de la casa y la de los familiares condicionan el exterior en su totalidad.

El juego de contrastes presente en toda la vivienda se hace visible desde el primer contacto visual que se tiene con ella ya que apreciamos la contraposición en cuanto a disposiciones espaciales y en cuanto a la elección de los materiales, ambos términos utilizados como recursos compositivos.

El acceso principal se produce por el extremo sureste de la finca por lo que la percepción del volumen principal de la vivienda se produce en escorzo, con un acercamiento que nunca permite una visión completa y frontal de la casa.

La percepción más frontal de la vivienda se produce desde el espacio ajardinado
(cuyos elementos más representativos son la lámina de agua que representa la piscina y la pista de tenis), diferenciándose la zona más abierta y horizontal del área de estar y la opacidad y mayor verticalidad de la zona más privada de la casa. En la fachada de la primera de ellas destaca la doble viga sobresaliendo más allá del vuelo de la cubierta.

Debajo, las carpinterías aparecen compartimentadas por la aparición en alzado de los perfiles de los pilares metálicos. Un zócalo de hormigón completa el plano de la fachada en la parte inferior, sirve de apoyo a los pilares y se rasga para la iluminación del estudio, también recibe el revestimiento de una cenefa longitudinal de listones verticales de madera que proporciona calidez, mostrándose así otra de los contrapuntos de la vivienda.

En la fachada de las habitaciones se hace un mayor contraste entre los dos niveles de la casa, el inferior, de carácter pétreo, resuelto en hormigón y con huecos libres en el plano de alzado, y el superior, más ligero, en el que la fachada se abre según huecos practicados en la fábrica en función de la distribución de la planta.


La jardinería merece una mención aparte por la importancia que le atribuyó el arquitecto. Él quería crear un marco en el que situar la vivienda y no simplemente definir un acompañamiento decorativo.

El plano de agua, con la vegetación que lo envuelve está concebido como un espacio que se incorpora a la casa, a la que altera y transforma.

La terraza que contiene ese plano define casi una habitación que está limitada por el seto vegetal a un lado, por el pabellón de las habitaciones al otro y que se cierra con el gran tilo situado al borde de la piscina.

La arista de la terraza oculta la pista de tenis y sirve de horizonte artificial para la perspectiva que, desde el porche, ofrece el macizo vegetal que sirve de límite a la finca.


 La piscina se dispone con su longitud mayor orientada perpendicularmente a la fachada, frente al salón del fondo, que es el menos público. Su anchura coincide con la del ventanal de esa estancia y junto con el tilo y el seta define una composición viva, formada por planos ortogonales, animados por los reflejos del sol y la línea aislada del tronco del árbol.

Este jardín no era algo situado fuera de la casa, formaba parte de ella, dando lugar a una casa-patio.








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